jueves, 5 de diciembre de 2013

Reflexión sobre las rúbricas (Autoevaluación).


Primero que nada, las rúbricas (como las que se construyen con Rubistar) representan una nueva herramienta explorada de la cual no tenía idea, es la primera vez que me encuentro cara a cara con la misma. Esta herramienta me pareció sencilla de construir en términos de utilización del programa Rubistar pero difícil de pensar y seleccionar el contenido, en términos de qué deberíamos evaluar, qué niveles colocar (eso fue lo que más me costó y aún así creo que esa construcción fue pobre de mi parte). Intenté hacerlo lo menos subjetivo posible y aún así me di cuenta que incluso con estas herramientas que intentan quitarle en cierto modo la “subjetividad del docente”, transparentar criterios o “igualar”, es casi imposible que eso suceda. Me atrevo a decir que toda evaluación, sea cual sea, es subjetiva. Con respecto puntualmente a las rúbricas creo que, como todo lo que venimos explorando en el curso, son (sólo) “herramientas” y debemos entenderlas como tal. Pensar cuando aplicarlas, reconocer sus ventajas y ser consciente de sus limitaciones. Está claro que si no conociéramos las rúbricas o no supiéramos usarlas, tendríamos una herramienta menos a la hora de pensar (y decidir) qué y cómo evaluar pero su (buen o mal) uso sigue estando supeditado a decisiones de absoluto corte pedagógico y a nuestras concepciones sobre el rol docente, los aprendizajes, la evaluación, en fin: la Educación. Es probable que utilizar rúbricas nos ayude (e incluso a veces, nos obligue) a (re)pensar nuestras evaluaciones de otra manera (más crítica, más reflexiva, más “consiente”, más transparente) y a revisar algunos de nuestros presupuestos en relación a los criterios que subyacen nuestras prácticas de evaluación. A pesar de estas cuestiones (que me harían valorarlas de manera “positiva”), me queda la sensación de que no resuelven la mayoría de las “contradicciones”, de las “perversiones”, de ese “Vigilar y Castigar” Foucaultiano que me sigue generando muchos resquemores y dudas sobre mis propios pensamientos y sobre mis propios presupuestos. De todas maneras, me quedan las ganas de probar de construir alguna rúbrica para nuestras evaluaciones “reales” y aprender de todo lo que pase en el proceso de construcción, en su uso y en su posterior evaluación.

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