Primero
que nada, las rúbricas (como las que se construyen con Rubistar) representan una
nueva herramienta explorada de la cual no tenía idea, es la primera vez que me
encuentro cara a cara con la misma. Esta herramienta me pareció sencilla de
construir en términos de utilización del programa Rubistar pero difícil de pensar
y seleccionar el contenido, en términos de qué deberíamos evaluar, qué niveles
colocar (eso fue lo que más me costó y aún así creo que esa construcción fue
pobre de mi parte). Intenté hacerlo lo menos subjetivo posible y aún así me di
cuenta que incluso con estas herramientas que intentan quitarle en cierto modo la
“subjetividad del docente”, transparentar criterios o “igualar”, es casi
imposible que eso suceda. Me atrevo a decir que toda evaluación, sea cual sea,
es subjetiva. Con respecto puntualmente a las rúbricas creo que, como todo lo
que venimos explorando en el curso, son (sólo) “herramientas” y debemos entenderlas
como tal. Pensar cuando aplicarlas, reconocer sus ventajas y ser consciente de
sus limitaciones. Está claro que si no conociéramos las rúbricas o no
supiéramos usarlas, tendríamos una herramienta menos a la hora de pensar (y
decidir) qué y cómo evaluar pero su (buen o mal) uso sigue estando supeditado a
decisiones de absoluto corte pedagógico y a nuestras concepciones sobre el rol
docente, los aprendizajes, la evaluación, en fin: la Educación. Es probable que
utilizar rúbricas nos ayude (e incluso a veces, nos obligue) a (re)pensar nuestras
evaluaciones de otra manera (más crítica, más reflexiva, más “consiente”, más
transparente) y a revisar algunos de nuestros presupuestos en relación a los
criterios que subyacen nuestras prácticas de evaluación. A pesar de estas
cuestiones (que me harían valorarlas de manera “positiva”), me queda la
sensación de que no resuelven la mayoría de las “contradicciones”, de las
“perversiones”, de ese “Vigilar y Castigar” Foucaultiano que me sigue generando
muchos resquemores y dudas sobre mis propios pensamientos y sobre mis propios
presupuestos. De todas maneras, me quedan las ganas de probar de construir
alguna rúbrica para nuestras evaluaciones “reales” y aprender de todo lo que
pase en el proceso de construcción, en su uso y en su posterior evaluación.
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